viernes, 18 de noviembre de 2005

nieblas


Mañanas como la de hoy invitan a quedarse en casa con un poco de música, un café caliente, una manta de cuadritos, un buen libro.

Mañanas de niebla y frío, de vaho en las gafas, de manos en los bolsillos y nariz húmeda.

Mañanas perezosas y desganadas. Mañanas de mirar por la ventana y no ver, o no querer ver. Mañanas hechas para deambular por la casa sin decidirse a hacer nada.




(Y lo malo de estas mañanas es ser adulto, tener compromisos, salir sin remedio a la calle, irse a trabajar... Dejar la casa vacía, la manta en el sillón, la calefacción bajita, la televisión apagada.)