domingo, 12 de marzo de 2006

esto no es lo mismo

Una de cal y otra de arena.


O, si en un lado está el trabajo de Ángel de la Calle, en el opuesto tenemos Brune, un libro cuya publicación se me antoja inexplicable, un trabajo agotador que empalaga y abruma y espanta (al menos, me espanta a mí). Es de Guibert, un título primerizo que le llevó varios años de elaboración. (Por fortuna, después se adentró por terrenos más estimulantes, abandonó el kitsch y decidió explorar la estilizada simplicidad que luego hemos podido degustar en La guerra de Alan o El Fotógrafo...)


Se había seriado ya en las páginas de El Víbora, y uno se pregunta qué necesidad había de ofrecerlo ahora en formato de álbum...

4 comentarios:

Javier dijo...

Pues para molestarte a ti digo yo que no habrá sido. En mi opinión es una historia muy interesante y que merece ser reeditada, pero bueno, ya sabes lo que dicen de las opiniones.

Anónimo dijo...

Hombre, digo yo que todavía no habremos llegado a editar por fastidiar, aunque lo parezca en este caso, porque de otra manera no se explica salvo, siendo malpensados, que se trate de explotar el rebufo del trabajo más reciente del autor, lo que no sería mala idea de no ser porque las diferencias estilísticas, narrativas y de todo tipo son tan grandes que resulta difícil creer a primera vista que sean obra del mismo.

Y sobre lo de las opiniones, aun sabiendo lo que dicen, igual explicar por qué merece ser reeditada no estaría de más, que si no tengo que convenir plenamente con Naranjo en su opinión.

fcnaranjo dijo...

Hombre, no... Seguro que para molestarme a mí no lo han hecho. Ni yo soy tan egocéntrico...

Pero, ya que estamos con opiniones, a mí me parece que el argumento (una especie de relectura del mito de Fausto, por lo que se adivina) no es gran cosa, que el desarrollo es simplón, que queda todo tan en el aire (el autor lo dice antes de empezar: el proyecto murió y la historia no pudo continuar) que su lectura resulta frustrante. Y que me joden bastante, me espantan, esos tebeos en los que está dibujadita hasta la última piedra del jardín, hasta el último ladrillito, hasta el último pelo del abrigo de piel de la figurante que aparece allí, al fondo...

Pero, por supuesto, acepto cualquier otra opinión como válida, y me parece muy bien que se exponga y se defienda. Aquí o donde corresponda.

Y ojalá De Ponent venda muchos Brune, y así podrá, con suerte, editarle más cositas guapas a Auladell...

Javier dijo...

Pues el tebeo tiene sus momentos, como por ejemplo cuando Hitler aplasta metafóricamente el Bundestag(o como se diga)en su puño y uno lo pone en su contexto da jiñe. Además los efectos especiales, como diría cierto periodista de Avilés, están muy conseguidos, a mí no me molesta el hecho de que esté dibujado hasta el último tornillo, me parece incluso necesario el empleo de esa meticulosidad para contar como una nación es capaz de sumergirse en la esquizofrenia.
El post es del día 12,lo sé, pero es que escribo por ahí y luego lo olvido, sorry. De todos modos yo respondo, aunque es probable que no lo lea nadie.