Ha fallecido Stanislaw Lem, laico patrón de este espacio y escritor fundamental, creador del gran Ijon Tichy, cosmonauta intrépido; del audaz piloto Pirx; de insensatas fábulas robóticas que desvelaron más de nosotros que cualquier relato de altos vuelos y pretensiones realistas. Pensador, escéptico, poeta de la paradoja y pesimista cósmico. Murió ayer en Cracovia a causa de problemas circulatorios...
Tenía 84 lúcidos años.
Una lista de sus obras editadas en castellano, necesarias todas, implacables todas, deslumbrantes todas:
Diarios de las estrellas, Congreso de futurología, Memorias encontradas en una bañera, La investigación, Retorno de las estrellas, Edén, Relatos del piloto Pirx, Ciberiada, La fiebre del heno, Solaris, El Invencible, La voz de su amo, Vacío perfecto, Un valor imaginario, Fiasco, Provocación.
Algunas de los sellos que editaron sus libros acá:
Alianza, Bruguera, Edhasa, Minotauro, Editorial Funambulista.
Descanse en paz.
7 comentarios:
Lo siento.
Sé que lo siente.
---
Otro que se nos va, y ya son demasiados en pocos días.
P.D.: Żałoba.
Cuánto le aprendimos en cuanto a imaginación a ese hombre...
En momentos así, sólo puedo recordar aquel poema que empezaba...
"Un ciberneta joven potencias extremas
Estudiaba, y grupos unimodulares
De Ciberias, en largas tardes estivales,
Sin vivir del Amor grandes teoremas."
...y terminaba...
"Como al punto, base de la holometría,
Quitan coordenadas asíntotas cero,
Así al ciberneta, último, postrero
Soplo de vida quita del amor porfía."
Cualquier día los robots harán mejores sonetos que nosotros.
Hace no demasiado le recordó usted, Don F, aquí en su casa.
Hace no muxo me toco hacer unas jornadas en una de estas disparatadas ferias masivas y "amasadas" :AULA.
Lo soberellevé llevando en la faltriquera, en una vieja edición de Alianza- de esas con portadas de Daniel Gil- el "Congreso de Futurología" ; era, es, será el maestro Lem siempre actual, luego siempre eterno.
No hay más que confrontarle con la actualidad de hoy de ayer y ¡ay! sopecho que de mañana.
Me sumo, si me permite, a su luto.
Descanse en paz.
Yo le he leído varias cosas, pero me sigue pareciendo bastante espeso, en el sentido de pesado, es decir, cansino, es decir, aburrido.
Solaris me parece un buen pestiño.
Edén, otro.
Tampoco le tomo yo el hilo a Diarios de las estrellas.
No niego yo la capacidad intelectual de Lem, pero la intención alegórica de muchos de sus escritos creo que lastra la dinamicidad, la agilidad y la pericia que hay siempre en toda buena narración.
Me produce confusión porque por un lado es capaz de crear ambientes y momentos de ritmo narrativo muy buenos y, por otro, pasajes torpes donde la tensión decae en picado por momentos opacos y tediosos.
Autores hay cuya técnica literaria es ésa precisamente, crear un tira y afloja en la exposición narrativa, a modo de ritmo musical, con la intencionalidad de rebajar en determinados momentos la tensión dramática. Ahí está, por ejemplo, el Moby Dyck, de Melville, sin ir más lejos, plagado de disgresiones milimétricamente colocadas.
Pero no creo yo que sea el caso de Lem.
Y si lo es, aún lo entiendo menos.
La norma, cuando se muere alguien, es decir cosas amables de esa persona. Aunque sean verdad.
(Aunque Lem nos gusta, dicho sea en voz baja, muy despacito. Nos gusta a pesar de las digresiones, de sus momentos opacos -nunca tediosos-.)
Valentín Vañó
Publicar un comentario