alabama

Hoy me he cruzado con P, a la vuelta del trabajo. P estudió conmigo un COU, hace ya muchos años. Era activa, radical, extrovertida. (Quizá lo es todavía, no sé. No la he saludado, incluso diría que he procurado no cruzarme con su mirada. Por nada, por pereza. O porque encontrarse con gente a la que no ves desde hace tanto tiempo y que, de una u otra forma, tuvieron alguna importancia, aunque fuera mínima, provoca casi siempre una especie de melancolía espesa y un poco amarga.) Me he cruzado con ella y me ha dado tiempo a ver que los años no la han tratado mal, pero tampoco bien. Fue siempre descuidada en su aspecto y en eso no ha cambiado. Ha pasado de largo y como si nada. Entonces, cuando estudiábamos juntos, ella estaba integrada en la JCR, que venían a ser los alevines del MC. Eran marxistas-leninistas, y lo eran como sólo se puede ser cuando todavía no se afeita uno. Además, tenían unas chicas estupendas. Dos cosas, el marxismo-leninismo y las muchachas estupendas, que no suelen coincidir en el tiempo y en el espacio, ni tan siquiera en la misma frase, estarán conmigo. Con semejante combinación, imaginábamos entonces, no había palacio de invierno que resistiera. (Éramos jóvenes, ya lo he dicho. Muy jóvenes.)

De esos días he vuelto a ver a poca gente. No hace mucho coincidí con B, y a ella sí que casi la saludo. Casi. Estuvimos cerca, amigos de los de ir de la mano, de abrazo largo. Cuando la volví a ver también ella estuvo a punto de saludar, casi. Casi. Tenía dos chavales y un marido de pana con cara de ser buena gente.

Tiempo... La garganta me duele un poco y hay una rodilla que lleva días molestándome, todo son goteras. Mierda de invierno.