sábado, 3 de enero de 2009

curioseando

Curioseando, doy con esta breve reseña de la última novela que la amiga Amélie Nothomb ha publicado en los EEUU, Tokyo fiancée. Más o menos autobiográfica, como de costumbre, no es una historia de amor, sino que relata una relación que, parece, los japoneses llaman koi: una relación sexual que prescinde de lo amoroso y se basa en la amistad, la camaradería... algo ligero, fresco y divertido. Suficientes datos para que me apetezca leerla: a ver si se edita este año en castellano...

Curioseando también, entre las pilas de cosas por leer, tropiezo con Sordo, con guión de David Muñoz e imágenes de Rayco Pulido, una apuesta arriesgada (alrededor de cincuenta de sus páginas son mudas) que se resuelve bien, con oficio y, en algún caso, con brillantez. En el debe, anotar que quizá la anécdota argumental se queda un poco endeble para justificar tanto despliegue... y sabe a poco. La edición de De Ponent, impecable (aunque el papel... ay, la misma canción siempre: que igual es cosa mía, pero es que lo prefiero mate...).

Curioseando, curioseando, leo el repaso de maese Pons y me doy cuenta de alguno de mis olvidos: Lost girls y Fun home, por ejemplo, que leí también el año pasado (mes más, mes menos...). Nadie es perfecto. (Y en cuanto a Esperanza Leticia Glass y su educación... es uno de los libros del año, por supuesto; si no lo he incluído en mi listado desmemoriado es porque yo fui leyendo las entregas en Love & Rockets. El libro no lo tengo aún...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro, Sr. Naranjo, es que el mate es el papel ideal para cualquier cosa impresa que deba ser leída. Es el papel que menos molesta bajo una lámpara y que mejor combina los colores. Eso lo sabe cualquiera. También en un color negro se lee mejor. Los genios que cogieron todo Tintin y lo reeditaron en papel brillo (que todo el mundo sabe que es para revistas con fotografías y tal, que no es un papel que esté por encima del mate ni gilipolleces semejantes, como algunos creen) deberían sufrir la tortura más cruel eternamente.

No es que usted sea un caprichoso, no se disculpe, es que es lo normal.