Minúscula, pasajera, un poco pueril... pero no por ello voy a dejar de compartirla aquí con ustedes. Verán, el caso es que llego hoy a casa con dos joyas que esperaba con afán: la primera temporada de Colombo (DVD, con los dos pilotos y los siete episodios originales), vicio oficial en esta casa, y una novela de tamaño familiar, Jonathan Strange & Mr. Norrell, de Susanna Clarke, de la que he leído demasiadas cosas buenas para dejarla pasar (y en una edición chulísima, de aire decimonónico...).
Bonita noche...
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Para que no todo quede en casa, permitan que les recomiende echar un vistazo a un blog amigo, el del señor Absence, que nos obsequió el otro día con un post trabajadísimo lleno de sorprendentes imágenes que a nadie dejarán indiferente: carteles polacos de películas de Godzilla. (Así dicho, a uno se le descuelga la mandíbula... Pero vean, vean...)
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Cuando compro un libro nuevo, no siempre, pero a veces sí ocurre que me paso un buen rato hojeando al azar, leyendo fragmentos aquí y allá, acariciándolo, incluso. Es una sensación... no ya mágica, no seamos previsibles; es una sensación táctil, física, sensual. Se establece una relación casi de piel a piel (de papel a piel, en este caso).
Me encanta esa sensación. (Y no es algo, por cierto, que entienda mucha gente...)