Paseíto breve de buena mañana: compras caseras. El cielo está abrumador; azul y limpio, recién pulido.
He recuperado del montón las tres entregas que Siesta editó hace unos años bajo el título común de Songs for the Jet-Set, tres selecciones impecables del sello If... con temas de Milky, Death by chocolate, Wallpaper, Tomorrow´s world, Loveletter... Mirando desde la ventana cómo el sol ilumina las fachadas de enfrente y escuchando la versión que Milky hacen de These boots are made for walking, uno siente como una euforia amable que le crece dentro, y llega a pensar que no desentonaría en un película del primer Godard (ya saben, blanco y negro, señoritas de pelo muy corto y gafas oscuras, cigarrillos sin filtro...).
Pero la pantalla espera, el teclado aguarda.
Un ratito, eso sí, para contarles que ayer, además de adelantar una barbaridad los deberes, pude leer algunas cosas más, que paso, cómo no, a comentarles un poco por encima.
Veamos.
Primero, la última entrega de Promethea, broche final para un tebeo que, si empezó como una pieza más del intrincado encaje de ABC Cómics, pronto se desveló como algo más: plataforma de experimentación de Alan Moore, pasillo de comunicación, interface de entrada a su particular cosmovisión.
Esta última entrega supone una suerte de resumen no del tebeo, sino de la filosofía de su escritor: ya saben, la magia ordena la realidad, no hay realidad sin lenguaje, el lenguaje vertebra nuestro pensamiento, la inteligencia y la magia tienen puntos en común, la ficción como una forma de magia, también, y de comprensión del mundo real... Un algo que, elaborado por Moore, adopta una apariencia mucho más sólida que mis pobres apuntes.
Debo decir que, a pesar del miedo que da adentrarse en las páginas de este último cuaderno, planteado como una especie de desmontable que puede ordenarse de manera que forme dos enormes posters, su lectura es fluída y amena. (Suponiendo que uno haya entrado en el juego propuesto por Moore a partir de un determinado momento en la serie: transformarla en un tratado de magia, o poco menos.) El trabajo de dibujante y rotulista (J.H.Williams III y Todd Klein), titánico.
Para más adelante queda una relectura completa de Promethea... si es que consigo poner un poco de orden en mi biblioteca, porque no se hacen ustedes una idea...
Más cosas. Vimanarama; Morrison y Philip Bond. Una sorprendente comedia de acción y apocalipsis con historia de amor de por medio y gran cantidad de dioses más o menos orientales. Los personajes (humanos) son pakistaníes londinenses. Hay apuntes costumbristas, hay muchas ganas de divertirse en los autores. Hay poco más... pero se lee con una sonrisa en los labios y un punto de intriga; no por hacia dónde va la historia, sino por el camino escogido en cada vericueto.
Alguna cosa más... Sí, un par de entregas de Plastic Man, el título/divertimento de Kyle Baker en DC. Más sonrisas, y la convicción de que Baker podría hacer cosas mucho más interesantes, pero mucho... Y otro par de entregas que tenía pendientes del Daredevil de Bendis y Maleev, que me parece una cosa fascinante... pero habrá tiempo de extenderme al respecto en otro momento...
(Como ven, por cierto, a mí no se me caen los anillos por admitir en público que leo cosas mainstream... o incluso de gente musculada, ya saben. No, por nada... Por si luego dicen por ahí...)
Y poco más les cuento, de momento.
(O sí; vanidad: anoche recibí algunas páginas a lápiz de la cosa para CaravelleBD, ya saben... Casi hemos acabado ya... Y eran bonitas, bonitas, bonitas... Siempre es una sorpresa comprobar cómo otra mirada ha interpretado lo que tú escribiste; con Machuca, la sorpresa es siempre más sorpresa; y siempre agradable, además...)
Bueno, les dejo; me he entretenido más de lo que pretendía.