jueves, 8 de septiembre de 2005

discusiones

Por ahí al lado, en La Cárcel de Papel, se discute al respecto de editores y de autores. Con argumentos sólidos, desde diferentes experiencias y puntos de vista. Debate: como debe ser, en fin.

Distintas opiniones: el autor no es nadie sin editor, porque el autor no lo es hasta que tiene lectores a quien llegar. Puede ser un gran narrador, un excelente ilustrador, un historietista brutal, pero sin nadie al otro lado de su propuesta, no es nada. Por tanto, el editor es una pieza clave en la ecuación que nos define: comunicación.

Más opiniones: pero es que sin autores, ay, ¿qué son los editores? Nada. Quien arriesga es el autor, el editor se limita a empaquetar. Y a procurar engañar en la medida de lo posible al autor (y al público, por añadidura, pero esa es otra...)

Puntos de vista: y esos autores que procuran pactar condiciones por debajo de lo sensato con editores sinvergüenzas, dejando en la estacada a sus compañeros, arrastrando por el suelo el concepto de profesionalidad y honestidad. Los que no ponen pegas a publicar gratis, con tal de publicar. Los que callan cuando el editor los engaña, cuando no paga o lo hace a regañadientes, o por debajo de lo estipulado. Los que aceptan trabajar sin contratos legales. Los que aceptan que el editor incumpla los contratos, legales o no. Y ni siquiera lo hacen público, para que el resto de compañeros, posibles futuras víctimas de la rapacería del estafador, vayan sobre aviso...

Miradas: o esos autores, también, que firman (o no) unas condiciones que luego no cumplen. Los que cobran un adelanto (se dan casos, sí...aunque eso del adelanto no es algo que se dé entre editores de aquí) y luego no entregan, y se hacen los suecos y se quedan, si pueden, ese dinero. Los que retrasan fecha de entrega o entregan, sí, pero muy por debajo de la calidad mínima exigible, con la excusa de que el precio, pactado de antemano y, por tanto, aceptado, es muy bajo.



Una industria raquítica y un montón de gente que no parece consciente de que lo que son, editores o autores, deberían serlo de forma profesional, honesta.

Con excepciones, claro. Notables.


El debate, en casa del vecino, ha surgido de manera espontánea, a raíz del último Luis Durán, o algo así. Como empezó, acabó: después de que se expusieran diferentes posturas. Lo que interpreto como un indicio más de que está ahí, latente. El debate, digo. Un debate necesario que ponga un poco en orden nuetra industria, aunque sea por escrito...