jueves, 29 de septiembre de 2005

llegando hasta el final...

De mañana, reunión de brainstorming en una cafetería del Centro, por ahí, cerca de la Plaza Mayor y eso. Se veía pasar gente por la calle, mucha gente. Y palomas. Gorriones. Perros.

La cerveza, un poco floja.

La conversación, bien. La cosa promete.



Por la tarde, en el trabajo, monotonía. Hoy, aburrido. (Las cosas empiezan a bullir, de todas formas: algo podría moverse. O no, que luego me hago ilusiones y es peor...)



De noche, después de cenar, lo que grabé ayer de La Edad de Oro de la Chamorro, ya les dije. Emotivo, creo. No sé, se me hizo muy extraño ver todo eso otra vez. La desfachatez de Kaka de Luxe, la energía de los Auserón y de ese batería que entonces tocaba con ellos, Solrac: se comió un metrónomo de pequeñito, seguro. La pose de Fernando Márquez y los escalofríos que aún provoca Para tí. La rabia de Parálisis Permanente justo antes de la muerte de Eduardo, todo electricidad y cuero y algodón de azúcar envenenado.

(Después, en una pirueta inesperada, Astrud; justo ahí, a medio camino entre lo ridículo y lo sublime.)


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Se nos viene encima el fin de semana.