jueves, 30 de junio de 2005

30 de junio

Pues eso, que a partir de mañana empiezo unas cortas vacaciones que, no sé, me da la impresión de necesitar mucho. Poco más de quince días con unas cuantas cosas por hacer y un viajecito a Gijón de por medio.

Les iré contando, claro: de mí no se libran así como así.


Por otro lado, tendré también tiempo de ponerme al día en lecturas. No hablo sólo de tebeos, pero sí principalmente; que han salido un buen montón de títulos y algunos merecen la pena. Y aquí hablamos de Historieta.

Poco, pero hablamos.


(Historieta, por ejemplo: Rapsodia Húngara, de Giardino; hoy y mañana, con El País. Fundamental. No lo dejen pasar.)

miércoles, 29 de junio de 2005

como tantas noches

Cansancio: es la sensación que ahora tengo. No porque el día haya sido largo y el ambiente no haya sido agradable, en general. Más bien es la acumulación de días largos y malos rollos, ya saben. Y el calor. Y las ganas de desconectar algún que otro interruptor, dejarse llevar.

O esconderse.


Sí, ese montón de cosas, se pueden hacer una idea.


Y esa sensación de derrota, no sé si me sé explicar.


En fin, les dejo aquí arriba una imagen algo tétrica, obra del señor Kawase Hasui, un grabadista (¿grabador?) japonés que trabajó durante la primera mitad del pasado siglo, si la memoria no me falla. (Les dejaré un par de enlaces al respecto en unos días, y alguna ilustración más...)

La atmósfera, ¿saben? De eso hablaba (también).


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(Un par de notas, por cierto, antes de irme a la cama: ayer tropecé en la calle con Osami-san, que me diera clases de japonés el año pasado. Un tipo encantador. Fue toda una sorpresa. Esta, sí, agradable. Y esta mañana he comprado alguna cosilla: un par de libros de Glénat, de este Saló, y el nuevo trabajo -en solitario- de Dupuy. Ya les contaré.)

cuenta atrás


Para las vacaciones. Y para Gijón. (Aquí al lado les dejo el cartel de este año, convenientemente abducido.) Y para un puñado de cosas, buenas o malas.

En el trabajo, todo sigue sujeto con alfileres: en dos días se pone en marcha el horario nuevo, con toda la complicación de cuadrantes de turnos para el personal, minorizaciones en colectivos pequeños, etcétera. ¿Quieren creer que no hay todavía nada por escrito? Nadie sabe aún si este domingo tendrá que trabajar o no...

(Eso sí: se va sabiendo ya quién se ha colocado a resguardo de la previsible lluvia, quién ha pillado ascenso vertiginoso, quién saca partido de su naturaleza de chivato... Bueno, saber se sabía; se va comprobando, más bien.)

El metro sigue siendo un aleteo permanente de abanicos, inútil en la atmósfera saturada de los vagones, de los andenes. (La gente lee, eso sí. No muchos, pero algunos leen.)

Y la televisión se me va llenando de series que me apetece seguir, todas ellas en horarios absurdos, lo que me obliga a tirar de vídeo programado y mando a distancia para pasar deprisa los bloques pantagruélicos de anuncios. (¡El + repone, en abierto, Millenium! A partir del viernes, por las tardes, antes de las noticias...)


Los días pasan despacito.

martes, 28 de junio de 2005

uno de esos días...

En efecto. Quizá porque he vuelto a dormir de pena, o porque ya tocaba, no sé.

Verán, esta mañana ha venido a casa el técnico de la caldera para la revisión anual. Y ha llegado prontito, afortunadamente. Pero cuando he encendido la luz de la cocina... ¡oh, sorpresa! Fundida. (Les aseguro que una hora antes, mientras desayunaba y adecentaba y ordenaba los trastos en ella, funcionaba perfectamente.) Ah, pero soy un tipo de recursos: ¡tenía un fluorescente de repuesto! Me subo a la escalera, pero la cosa no va. Me bajo, compruebo que el interruptor está en encender, vuelvo a subirme, trasteo un rato... y nada.

El hombre ha hecho su revisión en penumbra.


Ah, pero no acaba ahí la cosa... Se marcha, recojo las miasmas, salgo para comprar el pan y otro fluorescente. Regreso, subo para quitar el que yo creía defectuoso y, cuando lo manipulo para retirarlo... ¡se enciende, el cabrón!


Una de esas mañanas en las que las cosas parece que se vuelvan contra tí... ya saben a qué me refiero. Confío en que el resto del día no siga el mismo camino...



Les dejo aquí, para compensar un poco la aridez de una jornada que promete ser de órdago (y no hablo sólo de calor...), y que empezó, eso sí, con la sonrisa que me provocó confirmar que Fraga ha perdido la mayoría absoluta en su feudo, una de esas ocurrencias que hacen de Mike Peters unos de los grandes. (Tengo en casa The ultimate Mother Goose and Grimm, el volumen que conmemora los veinte años de su tira: una permanente celebración del humor más absurdo e irreverente y fresco...)

Un saludo; ya luego les cuento, si acaso...

lunes, 27 de junio de 2005

calores

Está bien, lo admito: me repito. Pero es que no puedo dejar de mencionar que hace un calor de mil demonios... y es difícil pensar en otra cosa. De ahí esta imagen del gran Andi Watson, veraniega y refrescante...


Me entero por ahí de que Trashorras se muda, en lo virtual, y añade, además, otra dirección de visita conveniente. Anotado queda aquí. (Y suerte con los juguetes nuevos, Antonio... Es cierto que tienen más lustre y se cargan con más rapidez...)


Les contaría más, ahora... pero lo cierto es que no he dormido lo que se dice bien esta noche pasada, y no parece que vaya a hacerlo mejor esta noche (cuestión de temperatura, ya les digo)... y voy estando ya un poquito cansado de este verano tan largo que se nos ha echado encima...

Mañana.

peladito


Eso.

Recién llegado de la peluquería, fresquito. (Y con el guapo subido, les advierto.)

Les dejo aquí al lado otro de esos libros que tengo intención de leer este verano. Es de los cortos. Ya les iré poniendo, si acaso, imágenes de los otros. Los gordos. (No sé, reyes monos y tiempos perdidos y Galdós y Baroja y hasta a lo mejor Cansinos...)


Aquí, el bochorno va en aumento. El cielo está sucio de nubes... Yo busco una camiseta, una cualquiera. Preparo la mochila, que me cuenta Lorenzo que me va a pasar unas cosas que tiene, mías, en su casa. Limpio las gafas.

(Y que no se me olvide comentar aquí, por cierto: que esta noche, a eso de las dos, vuelve El ala Oeste de la Casa Blanca. En la 2. No sé si son reposiciones o episodios nuevos... Yo, por si acaso, grabaré y ya les cuento...)

Y, en diez minutos, salgo por la puerta. Lunes. Ya saben...

domingo, 26 de junio de 2005

vísperas


Vísperas, sí.

De cambios.

Por ejemplo, hoy ha sido el último domingo que he trabajado en un único turno. A partir del mes próximo, los domingos (y festivos) que trabaje, lo haré en turno doble; de doce horas.

Por ejemplo, saldré cada día una hora más tarde.

Por ejemplo.


Cosa del P.C. que les comentaba hace unos días, y del que tanta brasa les dí en su momento, cuando estaba en plena negociación y no había manera de que las cosas fueran a mejor y todos nos temíamos que nos la clavaban.

Pues, en efecto, eso. Que nos la clavaron.

Hasta bien dentro.

Pero no teman, que el de hoy no es post lacrimoso... (Y supongo que no van a serlo los posteriores, por mal que se ponga la cosa... Que, como dije en algún momento, ustedes no tienen culpa de nada...) Los cambios no serán sólo para mal. (No aquí, eso seguro. Ni fuera del trabajo... eso sería lo último.)


Hablemos de proyectos, si les parece... Del inminente verano. De cien cosas por leer y mil por escribir. Por ejemplo, hay por ahí un proyecto con algún amigo (y vecino) que pronto podrá definirse. (Despacito... y ya les contaremos los dos, cada uno desde su casa...) Por ejemplo, hay un par de libros que me apetece hacer para Sinpalabras, esa colección suicida y modélica de Sinsentido. (Uno es el de Peanuts, sí...) Por ejemplo, la segunda entrega de esa serie en que me embarqué junto a Lorenzo y Machuca para el mercado francés. (Y esa es otra: quién me lo hubiera dicho hace diez años...) Y más cosas que están aún en una etapa tan tentativa, tan de preámbulo, que ni siquiera sabría ponerlas en palabras.

Proyectos, ay... Que no falten.



Y luego están las cosas por leer, claro... Que se van acumulando sobre la mesa, en los rincones más inesperados... Qué les voy a contar.

Si hablamos de Historieta, aún me quedan algunos tebeos por leer del último envío ultramarino. (Y se supone que en unos días habrá más...) Y en cuanto a las novedades del Saló, ya les dije que padezco de vértigo acumulativo y apenas si he comprado alguna. Esta semana próxima, en previsión de los inminentes días de vacaciones.

Una de las que sí compré (y leí) fue esta nueva entrega de la obra de Taniguchi, elegante y sensible como nos tiene acostumbrados. Un libro que compila varias historias con animales, que van de lo íntimo y hogareño a lo mitológico. Debo admitir que siento debilidad por el trabajo de este hombre, pero en estas páginas hay razones suficientes para sentirse satisfecho de su lectura.


Les hablaría también de literatura, pero casi lo dejamos para otro día... que también tengo una buena torre de libros en lista de espera, y no se van a librar así como así de que les cuente algo de ellos, sea antes de leerlos, después o durante su lectura. (Por no hablar de los que he visto estos días en algún escaparate... ¡agh!)


Les hablaría, digo... Les hablaré, sin duda.

Estos días han sido un poco irregulares. Demasiadas cosas. (Y quedan todavía un par de ellos que van a ser de traca.) Con el nuevo mes la cosa se relajará un poco, supongo... Ya lo verán.

Y les dejo ya hoy, si les parece. Con un pensamiento: yo lo que tengo que hacer es cortarme ya el pelo... A ver si mañana...

viernes, 24 de junio de 2005

azul verano


Así amanece hoy, después de la lluvia de anoche. El sol se prepara para castigar.


Aquí al lado les dejo la cubierta de lo que les contaba el otro día: un librito apaisado, de producción primorosa, que supone un curioso experimento narrativo por parte de Daniel Clowes. (Nada radical, no se asusten: la fragmentación, poco más.)

Digamos, para ser breves, que Ice Haven juega a ser Twin Peaks, con presupuestos menos iconoclastas y una imaginería que no deja de ser la propia del personal universo de Eightball. Y no lo digo por el crimen aparente (secuestro, en este caso) ni por la pueril pareja de investigadores, modelo para elaborar un matrimonio devastado. Lo digo por la multiplicación de sujetos, y por la premeditada sordidez del retrato que se hace de una hipotética ciudad norteamericana. Y por la deriva del relato, que acaba astillado en mil reflejos falsos, como en un espejo roto.

Lo digo, también, por la sensación general de vacío que su lectura deja.

Ice Haven es un ejercicio de estilo de edición cuidadosa, poco más puedo decirles ahora. Quizá este verano, si encuentro un hueco, pueda apuntar algo más... si acaso.

(Ice Haven es, sí, la prolongación natural de lo que Clowes ha venido haciendo durante los últimos años de su Eightball. Para bien y para mal.)

jueves, 23 de junio de 2005

noche tormentosa

Bueno, qué día... Ráfagas de lluvia, nubes, el escozor del sol en la espalda, el metro saturado de sudor ajeno...

Y ahora llueve liviano, lo justo. A pesar de los truenos que han debido despertar al vecindario en pleno. Apetece, sobre todo, asomarse a la ventana y quedarse un rato ahí, oliendo el aire fresco y escuchando la lluvia, como un idiota desocupado.


Qué les puedo contar... R también anuncia que cierra su cosa (o la deja, quizá, en barbecho). Yo, que frecuento sus textos desde no hace mucho, lo lamento, porque es uno de esos sitios donde da gusto leer, y hay lucidez y hay distancia, y hay ganas de explicarse bien.

Y que llevo ahora en el transporte público el McSweeny´s Quarterly Concern, ya saben, ese tomo tan aparente que acoge en sus páginas a lo más granado de la Historieta independiente de los USA bajo la batuta del señor Ware. No he avanzado mucho: los artículos tienen ese cuerpo endiabladamente minúsculo...

(Y que... vale, ayer estaba yo más bien clasicista y me dejé llevar por el entusiasmo steampunk, o qué sé yo... pero el caso es que Cosmos I sí se ha perdido, parece que de manera irremediable.)


Por lo demás, bien, gracias. Me voy a la ventana, si me disculpan...

perdido... y encontrado

Eso parece: que Cosmos I sí llegó a instalarse en órbita estable, y hasta ha desplegado las velas... (Les advierto que lo he oído muy de pasada en un telediario, mientras iba y venía de la cocina...)


Y hoy he leído, en el metro, lo último que ha publicado el señor Clowes, un tomito editado por Pantheon Books y titulado Ice Haven. Les contaré mañana... porque con este hombre tengo sensaciones contradictorias, y me gusta lo que hace, pero me parece tan forzado casi siempre, tan artificioso... Tengo que aclararme las ideas al respecto. Les adelanto, eso sí, que el último Clowes no sería nada sin la obra de Chris Ware. (Pero claro, eso mismo puede afirmarse de tanta gente...)


¿Qué más, qué más...? Que mañana se acaba el curso de inglés... (que ya estaba un poco cansado, la verdad...). Y que, no me querrán creer, pero... necesito unas vacaciones...

miércoles, 22 de junio de 2005

verano

Que sí, que ya es verano, oficialmente. Como si los últimos días no hubieran sido ya de pura canícula... Ya es verano, las clases van acabando, las calles se llenan de chavales en manada de viaje de fin de curso, en las televisiones se remueve la programación, se improvisa, se ajusta.


Los días últimos han traído alguna noticia curiosa. Escandalosa. O lamentable. (O todo a la vez...)

Por ejemplo, nos hemos enterado, en el Senado, de que a los gays los carga el diablo. Y si no se curan es porque no quieren. (Experto, como tal lo presentaron... y ahora, después de que dijo lo que dijo y se reprodujera en todas partes, todo el mundo quiere disimular, mirar para otro lado... pero ese señor es catedrático, nada menos... O algo por un estilo. Y experto, insisto...)

Por ejemplo, me entero hoy de que el velero solar (Cosmos I... retrofutirista en el nombre, también...) no ha llegado a entrar en órbita estable. No contactan con él. Se ha perdido, parece... antes de desplegar las velas y tal...

Me entero de que Perdidos va a pasar e emitirse los jueves, para competir con la cuarta temporada de 24 (que empieza, parece ser, mañana mismo...).


Yo, si me lo permiten, me quedo con este humilde adelanto:



El libro se editará... cuando haga ya frío, seguramente. Antes de que se acabe el año. Si todo va bien. Y se editará con todo el cuidado que esta gente pone en lo que hace... que es mucho.


Les dejo, en fin, con este grato pensamiento... (Y es que, después de tantos años... ni yo mismo me atrevo a creerlo.)

lunes, 20 de junio de 2005

avance

Para qué les voy a contar la que ha caído hoy. (Y no hablo de una tormentilla descafeinada que no ha hecho más que generar más humedad de la que puede uno tolerar...) Como para dejar de respirar...


Deprisa: que aún me quedan un par de cositas por afinar para mañana... (Luego, unos días de relajo y embarcarme en una cosa nueva: un reto. Si eso, cuando llegue el momento les cuento...)

Aprovecho, eso sí, para comentarles que tengo un par de novedades de ultramar en casa, guardaditas para, cuando tenga un rato, leerlas: Geary y Clowes.



Y eso.

el ventilador

El mío es pequeño, una columna gris, vertical, con una rejilla de la que brota el aire. Pequeño, ya digo: tres palmos de altura. Puede girar sobre sí mismo en abanico para cubrir un segmento razonable de habitación y tiene tres velocidades: normal, qué calor y desesperación.

Ahí está ya, sobre la mesa camilla y enfocando su brisa directamente hacia mí.


El verano empieza, en definitiva, cuando uno rescata estos electrodomésticos de su retiro y los pone a funcionar sin detenerse a quitarles el polvo acumulado...


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Ya vieron ayer: demasiados papeles, demasiados deberes. (Aún no están terminados; luego, si eso...)


Se me pasó comentarles que terminé ya de ver la primera temporada de Los Picapiedra. Ahora, claro, espero con ansia que aparezca la segunda en el mercado. (Creo que en uno o dos meses...) Se me pasó, también, que en la sobremesa de ayer estuve viendo Ojos negros, película de 1987, dirigida por Nikita Mikhalkov e interpretada por un extraordinario Mastroianni. La recordaba mejor de lo que ayer me pareció, pero aún así me pareció excelente. Melancólica, traviesa, llena de amor a la vida. A pesar de que la muchacha rusa resulta menos enigmática de lo que pide el personaje... (Ah... y Mastroianni está soberbio... ¡Qué personaje, además!)

Se ma pasó, también, comentarles de mi alegría por el mal ratiño que los de Fraga deben estar pasando ahora mismo...


No importa. Se lo cuento ahora todo.

Y en un ratito saldré a la calle. Tertulia, ya saben. A ver qué se cuenta mi gente del Saló; noticias, chismes, intuiciones, secretos.

(Y, quién sabe... a lo mejor hasta compro tebeos...)

domingo, 19 de junio de 2005

una baja

Ayer lo leía: Magda cierra su casa por un tiempo. Cosas de trabajo, cosas personales... ya saben. Deja una despedida entrañable y un par de regalitos para los manitas que quieran guapear su blog como ella solía hacer.

No era un espacio que visitara a diario, ya dije hace poco, pero sí uno que me gustaba frecuentar de cuando en cuando. Un sitio cálido en el que uno podía curiosear un rato largo y sentirse cómodo...


Se la echará de menos, señorita. (Yo, de todas formas, no la borro de mi listado de enlaces. Por eso mismo que dice usted: por si acaso vuelve en un tiempito corto.)


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No se hacen idea del calor que está haciendo. (Que no es cosa de temperatura, sólo: también de sensación, de piel pegajosa, de agobio, de atmósfera espesa...)

Y yo, esta tarde, tengo sesión de números y unos cuantos deberes por hacer. (Definitivamente, habrá que recuperar el ventilador de su rincón de camufaje, que no tengo yo trastero y sí un par de rincones más o menos camuflados) Si acabo todo a una hora razonable, ya les contaré algo más...

sábado, 18 de junio de 2005

aviso

Procuren, en la medida de lo posible, evitar hoy las calles del centro urbano si acaso estuvieran ustedes en mi querido Madriz. Parece que habrá algarabía abundante, tambores. Parece, además, que habrá pancartas y zepelines. Y se ha confirmado que incluso habrá obispos... ¡sin bozal! Lo cual me parece una temeridad. Es bien sabido que la mordedura de un obispo puede transmitir todo tipo de enfermedades, de la avidez a la intolerancia, pasando por la secreción incontrolada de bilis y la arrogancia ensimismada.

Tengan cuidado, pues... Háganme caso.



(Utilizar al gran Larson para estas cosas quizá no es lo más apropiado... pero la imagen me pareció irresistible: tanta indignación cloqueante...)


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Pero hablemos de cosas que de verdad importan: ¿han comprado ya Centauros del desierto? Hoy, con El País. (Además, una crítica del último Murakami: Tokyo Blues, un libro excelente y adictivo del que no tardaremos en hablar por acá...)

viernes, 17 de junio de 2005

cada noche

Casi cada noche, sí. Abro este espacio y curioseo en casa de los vecinos. Miro mi correo. (Lo contesto, si se da el caso.) A veces, si hay tiempo, trasteo un algo con la plantilla: añado un enlace, muevo alguna pieza. (Soy de una torpeza megalítica a la hora de enfrentarme a estos cacharritos, así que me muevo a ciegas, dentro siempre de estrechos márgenes de seguridad: es decir, hago lo poco que sé hacer, y no intento ir más allá.)

Y quedo quieto delante de la pantalla, a la espera de que algo se me pase por la cabeza.


En ocasiones no es del todo así. En ocasiones, incluso tengo ya una idea clara de lo que voy a escribir cuando enciendo el ordenador. Pero otras veces me dejo llevar, sin más. Una frase lleva a la otra, una idea empieza a insinuarse. Y me quedan, a veces, unos textos raros, de extraño pelaje, que me sorprenden incluso a mí mismo cuando, al día siguiente, los releo antes de comprobar si alguien ha dejado recado de algo...


Y pensando un poco en todo esto, me doy cuenta de que lo que nació con camuflaje de bitácora más o menos centrada en los tebeos va transformándose despacito en otra cosa, en algo más personal, un espacio, un rincón, en el que hablar de tebeos (claro), de libros, de películas... pero de mí, sobre todo; y de cosas pequeñas, cotidianas; y de cómo me afectan.

De lo que me va pasando por la cabeza, en fin.


De la misma forma, visito con cada vez mayor frecuencia los blogs más personales que voy añadiendo en la columna de enlaces. Despiertan más mi curiosidad, supongo.



Yo no sé cómo lo ven ustedes... pero lo cierto es que lo prefiero así.

músicas

Curioseando entre CDs de vario pelaje descubrí distintos títulos que, de no ser porque no he cobrado aún la paga extra, estarían ahora sonando mientras les escribo estas líneas, y servirían de banda sonora para el inminente y peligroso fin de semana. Kate Bush, Adam and the Ants (sí, esos mismos; a mí me dio también como un ataque de vértigo...), Ultravox, Kikí D'Akí... Y un buen puñado de imprecisas intuiciones: una portada, ya saben, una referencia cruzada en la memoria que hace que salten las alarmas internas, un a ver a qué suena...


Después, en el metro, apoyado cerca de un ventanuco abierto para combatir el sofoco, me vino a la cabeza la obviedad: me gustaría tanto tener una banda sonora permanente, poder pasear por la acera del Jardín Botánico mientras suena un algo de DJShadow, fundir a The Cure cuando entro a trabajar y bajo las escaleras de piedra y me adentro en largos pasillos; dejar que suenen Los Secretos cada mañana, tomar cervezas con Vainica Doble y con Aztec Camera apagados por la conversación, por las risas... Que cada amiga, cada localización, cada momento de transición tengan su canción, su pedacito de Nyman o de Jobim.


Cosas obvias, en fin. Los viernes son así: propicios a lo banal. Cansancio acumulado y aceras abrasadas de sol.

(Menos mal que aún nos quedan Linus y Pig Pen...)

deprisa

No, el día ha sido más bien lento y se ha demorado en los recodos más desapacibles del camino. Y el calor está siendo, otra vez, sofocante.


Me he acercado un momento a la presentación de Modotti II. Quería saludar a Ángel, el flamante autor. (Ya saben que a mí, estas cosas sociales no me van demasiado... pero un día es un día...) Y había gente. He visto a Jesús Palacios, he visto al amigo Oliver, he visto a Jesús Cuadrado y a Jesús Moreno, claro. A Lorenzo Gómez. A Ricardo Dibbuks, que me ha adelantado algún proyecto ya firme. La mujer que ha presentado el libro (Ángela Vallvey, si no me equivoco) es muy guapa, y ha hablado con sensatez y una pizca de entusiasmo que me ha parecido muy saludable: estoy tentado de buscar alguno de sus libros... Luego ha tomado la palabra el propio Ángel de la Calle, que ha estado seductor y hechicero, como acostumbra: vendería polvorones en el desierto, si se lo propusiera. Ha dicho cosas muy bonitas, ha dejado claro cuánto ama la Historieta y hasta qué punto este proyecto en torno a la Modotti ha cambiado su percepción del medio y su propia identidad como creador.


Después, la algarabía, ya se imaginan. Y yo he hecho mutis.


(Por cierto, la exposición de Rodrigo es magnífica, pero a mí el trabajo de Rodrigo... qué quieren, no me interesa nada...)


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Enlaza Sergio en su sitio un par de entrevistas interesantes, a Durán y a Bleda. No está de más leerlas.


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Por lo demás, las cosas están en plena efervescencia en el frente laboral, y seguirán así, me temo, durante lo que queda de mes. Ya les iré contando. (O no, que tampoco ustedes tienen la culpa de nada...)


(¿Les he dicho ya que el calor ha vuelto?)

jueves, 16 de junio de 2005

esas noches

Otro título al azar, por pura asociación de ideas. (O de palabras, casi.)


Tengo un amigo que, en su boda, abrió el baile con el Golden Brown de The Stranglers (un vals, al fin y al cabo). O quizá lo recuerdo yo así, después de que me contara que pensaba hacerlo. La memoria suele acomodarse y autoregularse siguiendo pautas alejadas de la realidad. (Ayuda la considerable ingesta de alcohol, y la sensación de irrealidad que acompaña siempre a esa extraña ceremonia: una boda.)


Tengo una amiga que se hizo bombera, como los más viejos del lugar recordarán, sin duda. Hace tiempo que perdimos contacto, y probablemente su hija, rubia como ella, una niña que apenas levantaba entonces tres palmos del suelo, sea ahora uno de esos juncos tatuados que embellecen nuestras calles.


Tengo unos cuantos amigos huidos a Galicia, alguno exiliado en los USA. Quizá naufragios prematuros, quién sabe. (O quizá, cabe también esa posibilidad, los únicos que mantienen la cabeza, todavía, fuera del agua.)


Tengo sensaciones contradictorias, no sé si hasta magnéticas; y la convicción inexplicable de que los días me los están haciendo más largos, que vienen ahora, de serie, con más horas: horas todas inútiles y larguísimas, pegajosas.


Abriría la ventana... pero la noche está, también, pegajosa.

miércoles, 15 de junio de 2005

algo se mueve...

En efecto, algo se mueve aún. Tebeos, ya ven... Cultura. Expresión. Arte... ¿Qué importa cómo lo llamemos? Importa la comunicación, encontrar un lector cómplice del otro lado. (Un autor cómplice, si leemos.)



El próximo jueves, ya saben. Ángel de la Calle me lo deja dicho en su correo: invita de mi parte a todo el que ande por la capital, que será bien recibido.


Pero, y además, hay otra presentación esa misma tarde, a esa misma hora... El amigo KB me pasa recado de que, en el Centro Riojano de Madrid (Serrano 25, 1º), a las 20´00, se presenta la novela Ruavieja, 32, de Francisco Javier Bañares Caro.

Dicho queda.

martes, 14 de junio de 2005

de retirada

Falta hace. Retirada momentánea a mejores pastos. O a paisajes más tranquilos. (Marte atardecía esta mañana en la última de El País... Cuántas veces no habremos soñado todos con esa imagen: melancólico crepúsculo marciano.)

Retirada moral, digo. Metafórica, si quieren.


La noticia del día. (De mi día, quiero decir.) Nada más llegar al trabajo, después de curiosear por alguna tienda para ver qué hay editado en digital del señor Mertens... Que el Puto Convenio (al que a partir de ahora, y si se tercia, nos referiremos como P.C.) se ha publicado ya, luego entra en vigor, a todos los efectos, ya.

En la gente, una sensación de derrota... como muy de viejo western, no sé si me sé explicar... (Además, soplaba un viento completamente Leone hoy, a la hora de comer.)


Y los que ayer me reprochaban, y hasta atacaban con acusaciones de manipulador (y manipulado), hoy empiezan a verle las faltas, y las trampas, y hasta las minas antipersona, al P.C.


Así que, para evitar naufragios innecesarios, decido mantener bajo el perfil y volver a mi posición natural de observador. Emboscarme.


Y aquí abajo les dejo mi lectura inmediata: el tercer volumen de Peanuts, calentito aún de su viaje de ultramar. Para distraer la rabia y amueblar con elegancia las próximas horas, no sea que la tentación de lo melancólico (o de la bilis mal digerida) tire de mí más de la cuenta.



(Hablábamos ayer de la belleza de la música de Mertens. También la hay en Peanuts, ¿saben? De otra manera. Con otro compás, y me van a disculpar que use términos que no acabo, en lo musical, de dominar. Pero ahí está... al alcance de la mano, rozando los dedos, a poco que uno se deje atrapar.)


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El día no hubiera sido tan malo. Empezó razonablemente bien. Incluso me ha proporcionado un encuentro casual, en plena calle, con mi amiga B, que me cuenta que se ha descubierto un mechoncito canoso... (¡El horror!)


Y, hablando de encuentros casuales... Anda por Madrid David Caruso, el actor pelirrojo que sabe, como nadie, vestir unas gafas de sol... Un tipo amable, con un punto de timidez y sin sombra de petulancia.


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Tengan cuidado... (Y no lo digo por Caruso, claro...)

martes, sí... (postdata)

Qué cabeza, ay.

Yo anoche les quería comentar que en Miradas 2 se había hablado del Saló de Barcelona, superficialmente, sin implicación. Y que también se había hablado de Wim Mertens, un señor que edita disco nuevo y del que aún conservo varios vinilos entre mis tesoros inútiles (porque plato ya no tengo, claro...). Se emitieron fragmentos breves de algunas de sus piezas más conocidas... y volvió a erizarme la piel. Su música tiene, en general, una belleza pueril, pero a veces se cuela en el torrente sanguíneo y ya no sale de ahí nunca...

Me gustó mucho, en su momento, y descubrí ayer que aún me gusta mucho.



Por lo demás, he dormido de pena.

¿martes?

A todos los efectos... aunque yo sigo aquí, pegado al teclado (y al lunes). He estado curioseando esto del concurso, y la cosa es un poco enrevesada, porque al haber distintas categorías, hay que buscarse en cada una de ellas, y en unas se está más arriba que en otras, y además depende del número de participantes... Un lío, en fin.

Ah, pero la curiosidad... ya saben.


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Y a lo largo del día se ha venido hablando de ese nuevo plan del Gobierno para prejubilar a un montón de funcionarios (y empleados públicos, supongo; que no es lo mismo...) y conseguir así "sangre nueva" que pueda negociar en Europa, hablar idiomas... (palabras textuales, que se lo he oído a un señor en la televisión).

Ja.

Traducción: prejubilemos por abajo para facilitar la subcontratación de determinados servicios con empresas que nos salen muy baratas. Y ya luego, si acaso. (¿Por arriba? Perohombrepordios... ¿estamos locos?)

¿Idiomas? Ay...


Veremos, que imagino que la cosa traerá cola.


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He visto en las tiendas el tebeo de Purita Campos, y es bonito bonito...


Mañana les sigo contando, en fin. (Hoy, para ustedes... ya me entienden...)

lunes, 13 de junio de 2005

nubes

No se crean que ando yo muy animado hoy... Será cosa del tiempo, como dicen los mayores, no sé... Y en un ratito me he leído esta pequeña joyita del gran Ulf K, que quizá es, de todos los trabajos que le conozco, el que menos me ha interesado, pero que es, con todo, un auténtico regalo.



A mí es que la conexión fútbol-infancia no me ha funcionado nunca, ¿saben?, y la melancolía con balón no ha sido lo mío jamás. Pero no es difícil obviar la cosa balompédica y centrarse en eso, en la melancolía de una historia sencilla y bien resuelta.


Ahí fuera está el cielo indeciso, y sopla una brisita fresca un tanto incongruente, porque aquí dentro se me ha atrincherado todo el calor de estos días y no hay quien pare en casa...


Y Fatboy Slim pone de su parte para levantarme un poco el ánimo...

domingo, 12 de junio de 2005

papel y tinta

Una manera como otra de titular un post que, desde ya se lo advierto, no va a ninguna parte. Fundamentalmente, porque el calor me agota, y porque he tenido un fin de semana largo, y porque hay en todas partes una cierta atmósfera dejada, como de ya veremos... Quizá, sí, por lo del calor que les decía. O porque con el Saló de los premios misteriosos todo el mundo anda en otra cosa, o ha estado por allá y el viaje de vuelta, claro. Y eso acaba por contagiarse, como las gripes buenas, esas que te dejan sonámbulo y encamado sin remedio.


Yo, en mi casa, sigo con mis breves raciones de Flintstones, que me parecen, capítulo tras capítulo, auténticas joyas. (¡Y qué guiones! ¡Y qué diseño!) Se me acumulan las lecturas, a la espera, además, de ponerme en serio con las compras del Saló, si acaso. Y reciclo música un poco al azar, procurando siempre elegir lo que tengo razonablemente a mano: nada de rebuscar, eso exige una implicación de la que no me siento ahora capaz.


Y, despacio, se va pasando el mes... Y, oigan, que en julio tengo unos días libres, y buena falta me hacen. (Necesito desconectar del trabajo. No es una manera de hablar: de verdad me hace falta desenchufarme de todo lo que tenga que ver con. Aunque sea un par de semanas, con la certeza de que la vuelta puede ser Vietnam...)



(Ya lo ven, ni papel ni tinta...)

sábado, 11 de junio de 2005

urgencia

Esa es la sensación que se tiene cuando se camina deprisa por la acera y el viento agita las copas de los árboles y caen goterones de agua tibia y el trueno se derrumba por todo el cielo gris y casi parece que todo se va a venir abajo...


Tormenta breve, pero tormenta.


Y les dejo aquí el enlace a la lista de premios de Barcelona. El Saló, ya saben.

Una lista... tormentosa, me parece. Tiempo habrá de hablar de ella...


Les dejo. El viernes terminó hace ya más de una hora, y mañana aún queda mucho por hacer...

viernes, 10 de junio de 2005

pulpa

Como les he dicho ya alguna vez, yo entro en una librería ahora y me pierdo entre tantas novedades, esperadas o no, celebradas o no. Literalmente, me pierdo. Incluso me cuesta comprar algo... no tanto por la duda, como por la acumulación de oferta.

Y a veces, la liebre salta donde uno menos la espera. Ayer, a punto de salir corriendo de la tienda, me detuve a hojear Vencedores con vencidos, la última entrega que de la serie El Pulpo ha editado bang, porque la cubierta me llamó la atención y porque recordé haber visto en alguna parte un dibujito que me había gustado.



No lo dudé: aquí está, en casa, a medio leer. Se trata de un pulp de tono descreído y mitómano, atento a los clichés y resuelto con desparpajo. Y la sorpresa (o la liebre) se debe al ilustrador y adaptador (porque Andreu Martín es autor de la novelita en la que se basa el guión): un tal Ed, del que nunca oí hablar y que echa mano de un buen puñado de recursos impagablemente pop que lo ponen a la altura del Hempel de Tug & Buster, por citar algo.

Además (pero esto es anecdótico) se incluye un CD con la banda sonora del libro, un trabajo de atmósferas turbias y músculo callejero en el que también ha estado involucrado el dibujante, al parecer... Todo, por 13 €uros.



Pero estábamos en el asunto de las novedades. Ayer vi muchas, mucho papel. Cosas notables, como el Pasolargo de Jan y Efepé (con color de Carlos Puerta). Cosas de las que se hablará largo y tendido, como las dos entregas primeras de Terry y los piratas de Planeta, o su edición del Peanuts integral de Fantagraphics, sin sobrecubierta pero bastante respetuosa, aunque se han cargado, me parece, el bitono amable de Seth en algunas de las páginas.

Cosas tan bonitas como la recuperación del mejor Toppi.

Un montón de cosas. Habrá tiempo, insisto, de hablar de todas ellas. (O, más bien, de las que tengan más interés... que no son tantas.)


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Se abrió hace unos días un nuevo espacio electrónico dedicado en exclusiva a la Historieta española. De pretensiones informativas, se llama Cómic made in Spain y en él puede leerse una entrevista a Jali.

Como ya he dicho, se trata de un espacio sin pretensiones críticas o de opinión, sino meramente informativo. De realización colectiva, no es un mal lugar donde curiosear de cuando en cuando, creo...


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En cuanto al Peanuts paisano de ayer... no me gustó, la verdad. Es una selección al buen tuntún de una parte del material que publicó hace unos meses la editorial El Aleph. Dominicales remontadas.

Y, además, no sé si para hacerme quedar mal... ¡Peppermint Patty no aparece en ninguna de las páginas!


En fin...


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(Antes de dejarles, que se me echa el tiempo encima: no olviden, los que estén hoy en Barcelona, que se presentará la Semana Negra en la librería Negra y Criminal, en la calle Sal, 8, a eso de las ocho de la tarde.)

jueves, 9 de junio de 2005

paisanos

No lo duden ni un minuto: hoy, con El País, pueden ustedes disfrutar de la compañía de Linus, de Lucy, de la sin par Peppermint Patty. Un pedacito de Gran Historieta, de esa que perdura. Un ratito de lectura impagable.



(Mañana, La Marca Amarilla, del gran E.P.Jacobs. Otro registro, otras maneras, otro género. Imprescindible, también.)


Les dejo, ahora: voy con la hora pegada. Ya luego...

miércoles, 8 de junio de 2005

se termina el miércoles...

Otro día de agobio: preludio de un verano, intuyo, sofocante como pocos.


Anoche se me olvidó comentar algo que me hizo ilusión de las noticias del día. (Una ilusión un poco boba, casi ingenua; no tengo edad ya, pero qué quieren...) Que no sé qué juez de la Audiencia Nacional (cito de memoria) pretende que los soldados americanos que mataron al periodista Couso vengan a declarar.

David, Goliat... ya sé. Y un tipo de por allá ha declarado ya que se congelará el infierno antes de que sus chicos vengan acá, imputados o no.

Pero, por un momento, me vino como un arrebato de optimismo al leerlo...


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Hoy me he enterado de que la amiga Magda también compite en el concurso, ya saben... Y he votado por ella, claro. No la leo a diario, pero visitarla es siempre agradable, y su espacio es de los más acogedores que frecuento...


Y mañana, madrugón.

Y esta noche, calor... A ver si hay suerte y puedo dormir algo más que estos últimos días...

una de esas mañanas...

Telarañas en los ojos, cabeza cargada. Y el sol que ya empieza a castigar.

No queda café, hay que hacer. Una pila de cacharros por fregar.

Y ha desaparecido la acera de sombra.

Y uno abre el periódico y se entera de que ha muerto Anne Bancroft. (Aunque no, a mí El graduado no llegó nunca a enamorarme, ya ven... Pero ella sí: esa fuerza, esa belleza amarga.)



(En el campo de lo retro, conviene mencionar aquí, porque me viene ahora a la memoria, que Clarke, el de 2001, escribió hace muchos años un relato titulado El viento del sol. A propósito, claro, de Cosmos I, el velero solar que va a lanzar Rusia uno de estos días.)




El día promete ser eterno.

martes, 7 de junio de 2005

alineación

No planetaria, pero casi...

Más bien mitológica, si acaso. Verán, había ya oído hablar de este librito. (Había leído sobre él, más bien.) Una curiosa conjunción: el universo de Holmes, tan victoriano y racionalista, y las pesadillas de Lovecraft, tan oscuras, que postulan una realidad porosa y frágil, incapaz de retener los horrores que acechan del otro lado.



En mi caso, dos mitologías muy cercanas. La primera, porque forma parte de mi educación estética desde muy pequeño. (Sherlock Holmes, señores... que tire la primera piedra aquel que no.) La segunda, porque la descubrí de golpe a la edad adecuada (andaba yo haciendo BUP; la pura edad del pavo, que se decía entonces) y en las maravillosas ediciones de Bruguera y Alianza, con Llopis y Frabeti al timón.

Del libro he leído, hasta ahora, la aportación de Gaiman, ingeniosa y muy bien escrita: A study in emerald. Ya les contaré.


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Perdidos.

Vale, me mojo: a mí me ha gustado.

Hay que decir que, después de tanto alboroto, quizá sabe a poco. De no conocer nada de antemano, probablemente me hubiera sorprendido más.

Pero desde aquí lo digo: estoy enganchado.

(Es cierto que, en realidad, es muy fácil engancharme... pero, qué quieren, ya casi nada lo hace; reconozcamos los méritos de quien lo consigue.)


Hablaremos, no obstante, más despacio de esto.


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Y ayer se me olvidaron algunas cosas. Esta cabeza...

Por ejemplo, que Opportunity se ha liberado ya de la trampa de arena en la que se había atascado. Ya está rodando otra vez por Marte...


Y algunas más. Recuperarlas no tendría mucho sentido. Puf...


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El día ha sido un poco menos agobiante, pero he ido a todas horas en piloto automático: falta de sueño.


Y me he comprado un Taniguchi nuevo.


Y la vida sigue, que no es poco...

después del lunes

Me llegan noticias de la Semana Negra.Taibó, Jorge Iván y Ángel de la Calle estarán, presentándola, en la librería Negra y Criminal (calle Sal, 8, Barcelona) el próximo día 10, a las ocho de la tarde. (Habrá regalitos, me dicen... Yo, de estar por allá, no dudaría en acercarme. Además, ver en acción a Ángel y Taibó, juntos, es una experiencia inolvidable, se lo aseguro.)



Para abrir boca, les dejo aquí arriba un adelanto del trabajo de Pellejero y Gálvez para Salgariana, el homenaje que la Semana Negra hará, en forma de libro, al creador italiano.


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Por otra parte, me he enterado hace un ratito de que son muchos los vecinos que también están en la cosa de 20minutos: Sergio, Micko, la gente de Vía News, el señor Pons... y unos cuantos más.

Qué voy a decirles... estoy en buena compañía.


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Calor, ya se habrán dado cuenta hoy: un calor como de otra época. Yo este verano... no sé, no sé qué va a ser de mí...


Y, en cuanto a novedades y eso... pues que cuando se acumulan tantas en tan pocos días, me pierdo y ya no veo... He comprado, sí, una cosita de Ulf K en castellano, que editan al alimón Cabezabajo y Aleta. Lo leeré mañana, en un momentito, y ya les cuento... (Les adelanto que, a mí, Ulf K me gusta mucho.)


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Un traguito de agua fresca y a la cama, que mañana hay que madrugar...

lunes, 6 de junio de 2005

hoy es lunes

Y aunque yo he amanecido más bien hecho un asco después de dormir muy mal, no sé si por el calor o qué, la mañana se ha levantado azul y radiante, y ya no hay quien pare en la acera de sol, se lo advierto a todo el mundo: busquen la sombra, por dios...


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Verán aquí al lado, en la columna de enlaces, un señor vocero de tamaño considerable. Es para que voten ustedes, si tienen a bien, en ese concurso de blogs al que me apunté hace unas semanas. La cosa es que podrá votarme todo el que quiera... una vez al día.

Nunca me ha gustado participar en estas cosas. (Ni en casi ninguna otra.) Pero, visto lo heterogéneo de la competencia (ahí están el señor Absence y R, que también merecen sus votos, y el mío), puede ser divertido.


En fin... ya les iré contando cómo va la cosa.


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Ayer estrenaron, de manera clandestina y muy accidental, Perdidos, serial televisivo de prestigio que, dice quien lo ve, está llamado a convertirse en título de culto, o casi. Fue en TVE, en la Primera. Después del tenis.

Yo, que lo grabé de puro milagro y porque tuve una tarde más bien deslavazada y de sobremesa lacia, no lo he visto aún. Debieron emitir un par de capítulos, al menos.

Ya les contaré mis impresiones esta semana, cuando lo haya visto.


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Como ya les contaré algo de las novedades que pueda hoy comprar...


Como ven, todo hoy parece una sala de espera... un ya veremos.


A ver si luego, a ver si acaso...

domingo, 5 de junio de 2005

notas

Tarde lenta, espesa. El asfalto empieza a reblandecerse ahí fuera: un previo poco alentador del verano. En casa, en la penumbra, delante de la pantalla del ordenador... también hace calor, qué demonio.

Habrá que desembalar el ventilador, está visto...


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Ayer, por la noche, cena agradable con amigos. En un restaurante muy razonable, con unas verduritas al grill y una ensalada sabrosa y un vino rico y unas cosas de paté y quesos y unos postres espectaculares; y una camarera tan encantadora que hubiera sido cosa de adoptarla.

Buena conversación, bastantes risas. (Lo mejor para el ánimo, sin duda.)

Luego, después de un paseo laberíntico por la zona de Malasaña, una copa en el Penta, ya ven: como en las canciones.


La noche de Madrid, por cierto, y me van a perdonar por reiterar lo evidente, son tan bonitas que deberían estar dibujadas por Jaime Hernández. (Y de hecho, hay portales y bordillos, hay rodillas y gestos... que él ha dibujado ya, estoy seguro.)


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Hace un par de días, por otro lado, en mi ronda rápida de librerías y novedades, pude hojear unas cuantas.

No sé cómo decirles, pero la gente de Dibbuks ha editado un Calatayud obligatorio: La diosa sumergida. Astiberri se lanza con varios tomos, algunos en tapa dura; atención al de Espinosa: una edición muy bonita.

Pero habrá tiempo de hablar de novedades. La semana próxima habrá muchas más, seguro.


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Por si viajan, precisamente la semana próxima, a Barcelona, echen un ojo aquí.

Si viajan el mes que viene a Gijón, aquí tienen una pequeña sorpresa. (Las hay siempre, por allá.)


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Les dejo. Hay por aquí un par de hormigas que se están poniendo un poco vehementes sin ninguna necesidad...

otra joya

Lo busqué durante un tiempo, pero no había manera... Ahora, lo han reeditado. (Una muy buena costumbre de Alianza, por cierto: ahí tienen los Lem, de nuevo al alcance de todos y a muy buenos precios...)



Lo busqué, intrigado por un texto de Luis Alberto de Cuenca (responsable de la traducción, prólogo, notas y apéndice del librito). Ahora, aguarda en la pila de las cosas por leer, que va creciendo sin freno... ay...


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Y sí, claro, cómo no voy a contarles: hace un calor que no es normal.

sábado, 4 de junio de 2005

cerrad las ventanas

Se acabó el airecito...

El sábado es como mirar al cielo y ver que arde.


Y ya mañana, si acaso...

viernes, 3 de junio de 2005

viernes veneciano

Pero no por que llueva ni nada: Fábula de Venecia. Una hermosa historia de magias y de gatos y de ocultos callejones, prólogo definitivo de la última época de las aventuras de Corto Maltés, cuando lo simbólico, lo esotérico, se solapó con la Gran Aventura, y el dibujo de Pratt se alejó de manera definitiva de los clásicos para adentrarse en los dominios del signo, de la caligrafía y del ideograma.

La edición, en dos álbumes, de El País recoge la de Norma: coloreada y remontada con respecto de su publicación original (con beneplácito, parece, del autor). Es cierto que Hugo Pratt no prestó nunca atención a la plancha como unidad lingüística, se centraba en la viñeta y en el avance lineal de la historia. Y es cierto que el coloreado, suave, brumoso, tiene un aire muy similar a sus propias acuarelas, y no es en absoluto intrusivo. (Especialmente a partir de este libro, con un trazo tan fluído y un tratamiento de los blancos y de los negros... tan plástico, tan oriental.) Es cierto, también, que a uno le da no sé qué pudor disfrutar de un libro que no se publica como el autor lo concibió en un principio...

El caso es que Fábula de Venecia es uno de los Corto Maltés que más me han gustado de siempre. Quizá sólo la aventura en Siberia y alguna entrega de Las Célticas lo superan, en mi personal agenda de favoritos. Así que esta edición desdoblada en dos, con su(s) tapa(s) dura(s), me parece un regalo. Si pueden (y si quieren), si no lo conocen, háganse con ella y déjense llevar.



(La semana próxima, un Peanuts y La Marca Amarilla, el clásico imprescindible de Jacobs. No son, tampoco, opciones desdeñables.)



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Con respecto a la nueva oferta juvenil de El País, eso titulado EP3 que incluye contenidos digitales gratuitos, además, debo decir que, hojeado con cierto desinterés, viene a ser una versión deslavazada y confusa del Tentaciones. Los mismos contenidos y una maquetación que no distingue las publicidades de los artículos.

Aburrido.

jueves, 2 de junio de 2005

piloto automático

El día ha sido largo. Empezó pronto, con su correspondiente madrugón y el inevitable viaje en metro. Después, ya se imaginarán: una vueltita por el centro para hacer tiempo, comer, trabajar. La jornada hubiera podido cerrarse con una cervecita, pero en su lugar ha habido una reunión de la sección sindical. En general, cómo les diría... muy mal rollo. Una sensación muy fuerte de que las cosas están fuera de todo control, en caída libre, mientras que algunos se empeñan en mirar a otro lado y en hablar de unidad, de consenso y de pijadas por un estilo.

El secreto, claro, está ahí: mirar para otro lado. No ver. No querer ver.

Que es el paso inmediatamente anterior al de lavarse las manos y desentenderse...


Así que uno llega a casa más derrotado que cansado. (Sutilezas a estas horas: quién me manda a mí...) Pero con ganas de poco.



(Breve consuelo: Eduardo Manostijeras baratita en la FNAC. Y un grandes éxitos de la señorita Rosenvinge, debilidad personal de un servidor.)

miércoles, 1 de junio de 2005

comprimidos

A Maitena no conviene leerla así, todo seguido. Cansa. Es mejor hacerlo de a poquito. Una, dos planchas por día.



Tenerlo todo aquí sirve, eso sí, para comprobar que ha evolucionado, para confirmar que ha ido a mejor. Sobre todo, como dibujante: lo que publica ahora en EPS es muy superior a lo que aparece en esta compilación.


No hay que sacar las cosas de sus quicios: hace un humor que no llega a herir, una cosa amable que arranca sonrisas a partir de retratos cotidianos y clichés a menudo más reales de lo que todos quisiéramos.



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Por aquí, todo bien. Más o menos.

A las hormigas, hoy, las acompaña una polilla minúscula y más bien nerviosa...

Semana Negra

¿Les hablé, hace unos días, de un listado de invitados? Me llega hoy mismo (hace un par de minutos) otro, actualizado, junto con la confirmación de que estaré en Salgariana, el homenaje al mítico escritor que la Semana Negra editará; con historietistas del calibre de JCFernándes, Marta Cano, Garcés, Gálvez-Pellejero, Manfredi-Milazzo, Lorenzo Díaz-Carlos Puerta; con escritores como Valerio Evangelisti, Pedro Gálvez, Mateo Sagasta, JMFajardo, Juan bas, Taibo II...

Como ya saben (y si no, deberían mirar aquí al lado, que les mantendrán al día) el primer fin de semana estará dedicado a los historietistas nuevos, y el segundo a la gente de los sesenta y setenta, con exposición incluída. Habrá libros (gratuitos, sí... pásmense...) en torno a las actividades de ambos fines de semana. Habrá un puñado de gente muy considerable: JCFernándes, Milazzo, Manfredi, Abulí, Félix Vega, EVegas, Raquel Alzate, Valenzuela, Carlös, Brieva, Vázquez, Carlos Puerta, Garcés, Marta Cano, Carlos Giménez, Fernando Fernández, Luis García, Leo Sánchez, Ventura, Calatayud, Azpiri, Font, Usero, Pellejero, Guiral, Quim Pérez, Lorenzo Díaz, Pepe Gálvez, Fernando Tarancón, Jorge García, Migoya, Yexus, Jesús Moreno... (Además, Peter Berling, Anselm Ainsley, Christopher Priest, Negrete, Rafa Marín, Elia Barceló, Aguilera, Domingo Santos, Ángel Torres, Rodolfo Martínez, Sapkowski, John Kessel...)


Demasiados nombres para una mañana gris, ¿verdad? Pues me dejo un buen montón en el tintero... (Y los que quedan y yo aún no sé. Por no hablar de los que viajarán por su cuenta, sólo porque les gusta volver por allá...)


Qué decirles... Solo una cosa: si pueden, vayan. Que, además, Gijón es una ciudad bonita y amable. Y tiene mar.

las dunas de marte

En una de ellas se ha quedado atascado Oportunity, allá arriba. Cuentan en el periódico que andan en la NASA jugando con un tanque de arena y una réplica del robot para enviar las órdenes precisas que puedan sacarlo de ahí, de manera que pueda continuar una misión que tenían previsto que a estas alturas hubiera terminado ya.

Cuentan en el periódico, también, (en todos, imagino) de Garganta Profunda, que ha resultado ser un señor que quería vengarse por que se le negó un ascenso. Qué poco sentido de lo épico... En la foto, un viejito saluda desde su andador, entrañable, cordial. Mitos en alpargatas, por así decir...


Y resulta que se ha muerto Oscar Brown Jr.


Y que los obispos se van de mani... como cuando éramos más jóvenes: me los imagino quedando para hacer luego un salto, quemar unos contenedores, pintar la fachada de alguna sede del PSOE. Con sus mochilas, sus deportivas, sus pañuelos palestinos...

Y a Rodolfo Martínez le han dado el premio de literatura fantástica que convoca Minotauro. Por la novela Sicarios del cielo. (Que, a tenor de lo que he leído, promete ser, como poco, intrigante. Cosa de mirar...)


Y ya que hablamos de cielos, el de Madrid, mientras tanto, sigue de un gris muy gótico. Y yo, con un artículo por terminar...

Les dejo, en fin. (Ah, el deber...)