jueves, 3 de agosto de 2006

al aire

Si abro la ventana para oler la noche, el frío de la noche, escucho, casi siento en los huesos, el ruido, el bronco murmullo de los motores allá arriba.

Es ya definitivo: la línea nueva de dirigibles pasa justo por encima de casa. Ligeros, se deslizan bajo las nubes de mármol como sombras amordazadas y panzudas.




Una imagen para un sueño en sepia: gafas de soldador, cazadora de cuero blando, un muro de llamas detrás, engullendo el encuadre...

3 comentarios:

Cobre dijo...

Me gusta, me gusta como escribes; casi se pueden tocar las palabras, casi se siente el frio.

Buen día compañero

maria josé dijo...

Esté donde esté, tengo que leerte siempre. Tú me trajiste aquí, y aquí me quedo.
Y gracias.

fcnaranjo dijo...

Gracias, señorita. Me halaga usted...

:)