La nieve ha desaparecido ya y los jardines están húmedos, esponjosa la tierra. Por las mañanas hay una niebla tenue que parece aferrarse a las verjas del cementerio.
Pasear entre los mármoles empañados y la blanda hierba. Mirar fotografías desvaídas. Jugar a perseguir fuegos fatuos, resplandores azules, presencias volátiles. Unirse al cónclave gatuno, dejarse arrullar por el coro ronroneante.
Y, esta noche, alejarse de la luz artificial para mejor ver la lluvia de estrellas.
4 comentarios:
Miles de estrellas fugaces.
A veces se les pide un deseo, y uno espera ver qué pasa.
La imagen de la niebla envolviendo las cosas. Esa sensación de irrealidad.
Los minutos suspendidos en el aire.
parece ser que el mejor día para las perseidas es la madrugada del domingo, a las 2. Allí estaré :)
qué tía más fea. La de la foto. Eres tú, fnaranjo?
Publicar un comentario