Breve, eso sí.
Para empezar, cómo decirles: he pasado una noche muy puta. Cosa de los calores intempestivos, una congestión nasal inesperada y un trágico dolor de garganta que me tiene más indignado que doblegado, seamos justos. Si añadimos las manadas de borrachos de acento pintoresco que berrean cada sábado noche por la calle (en mi barrio, al menos) y el estrés del despertador, sonará o no, lo escucharé o no, llegaré tarde o no... (he trabajado esta mañana, sí...) pues eso, que ni una ensaladita francamente sabrosa ha podido quitarme el mal sabor de boca que me está dejando el domingo.
Y eso que he estado viendo Una historia china de fantasmas, en una edición (inmunda) de Manga Films que encontré hace poco, muy barata. No la recordaba tan delirante.
Y es que, claro, he comprado hoy El Mundo por aquello de la colección nueva de comedia en DVD y porque la primera película era Manhattan Mistery Murder (que me gusta mucho), y me encuentro con que regalan Ser o no ser, la de Lubitsch... pero bien claro lo pone en la carátula: únicamente en versión doblada. Eso y hojear el dominical en colores, que me ha parecido un perfecto horror, ha sido el umbral de una mañanita de órdago...
Para más inri, ando a mamporros con el texto de la Semana Negra, que no acabo de saber rematar. (Nada, cosa de poco... pero justo lo que más importa, lo que dará el tono general y atará cabos, referencias, qué sé yo...) Y ya voy más retrasado de lo aceptable...
Bah, bah... Ya ven, un gran fin de semana de resfriado. Con hormigas. Y un cielo peligrosamente gris que no impide que aquí dentro, en mi casa, pegado al ordenador, haga un bochorno importante.
¿De tebeos? No, tampoco hoy hablo de tebeos. Para entretener la espera, eso sí, les recomiendo esta entrevista. Se dicen cosas prometedoras.