Que el sol aprieta fuerte: es un hecho. En las aceras ya casi no se puede estar, salvo que haya cerca algún árbol piadoso para prestarnos un poco de sombra... o alguna terracita con sombrillas donde acomodarse a mirar a la gente que pasa mientras se toma uno una cerveza fresquita.
He estado charlando hace un rato con mi amiga B. Muchas cosas que contarnos, aunque al final todo se reduce a que las cosas no van tan bien. En general. (Pero nos une el convencimiento, no sé si un poco idiota, de que acabarán por mejorar. En general, insisto.) Me guarda un libro de Pilar Pedraza que le presté hace un tiempo y no pudo leer, porque el embarazo y bañeras sucias de sangre son mala combinación, y después le cogió como respeto. Y me cuenta que acaba de descubrir la cosa galáctica de Lucas con las reposiciones televisivas que han acompañado al estreno de la última película. (Ella era demasiado pequeña por entonces; demasiado para engancharse.)
Ya ven: cuando unos nos vamos despegando, vencidos no sé si por cierto descreimiento o por el puro tedio Jedi, otros desembarcan en la magia con los ojos limpios. Qué envidia...
En alguna parte he guardado un listado de asistentes a la Semana Negra de este año. Escritores, ilustradores... Tengo que encontrarlo y se lo iré colgando por acá este fin de semana, si eso.
Y cada día estoy más convencido de que hay alguna conspiración contra mí; o a mi favor, no sé cómo interpretar las señales. Porque leo que este próximo mes se editan (en DVD) joyas de la categoría de La casa de las dagas voladoras, Largo domingo de noviazgo, Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket, Sky Captain y el mundo del mañana o El aviador. (Admito que son joyas relativas y opinables, por así decir. Y no voy a comprar todas, porque además hay otras cosas en cartera a las que prestar atención... Pero son títulos que tengo ganas, muchas ganas, de disfrutar en privado, por una u otra razón.)
Lo que me lleva a una reflexión, con la que ya cierro, que se me echa la hora encima: ¿por qué apenas hay un tebeo en el mercado, en cualquier mercado, que me provoque la misma sensación que un puñado de películas como el del anterior párrafo? Los hay, sí... tres, cuatro al año.
¿Debería preocuparme?
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Hay dos canciones que hoy no se me van de la cabeza: Lloraré (Las Escarlatinas) y Completamente sola (Nosoträsh).