Y va a parecer que tenga yo algo contra estos señores tan serios, y tampoco es eso, de verdad... Pero es que he leído el artículo de opinión que un tal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, o algo similar, publicó hace unos días en el New York Times, en el que venía a distanciar a la Iglesia de Roma de la moderna Teoría de la Evolución aduciendo que sí, que podían aceptar la idea de un ancestro común, pero en absoluto comulgaban (y permítanme el chiste) con la visión neo-darwinista de un mecanismo de prueba y error biológico del que queda excluído el plan inicial, la mano de un creador que lo ordene todo. Añadía, además, y no pocas veces, que cualquier teoría que no admitiese a ese creador, ese motor inicial, ese arquitecto cósmico, no era científica, sino ideológica; y, por tanto, falsa.
Sí, con esa alegría tan eclesiástica.
Yo es que estas cosas no las entiendo. Y me escandalizan un poco. Y me cabrean mucho.
Qué quieren, así soy...