Ayer, todo eran comentarios en torno a los conciertos multitudinarios contra el hambre y etcétera, ya saben... Algún ratito vi en la tele, el sábado. Había mucha emoción: Pink Floyd, y todo ese montón de gente entusiasmada, cantando con ellos con los ojos cerrados...
Pero no pude evitar una sensación de distanciamiento... Quiero decir, ¿no hay algo obsceno en que semejante batallón de gente inmensamente rica se reúna para exigir a los gobiernos que condonen deudas, que ayuden a los pobres y tal? Hasta el Gran Hermano Gates andaba por allí, con su aspecto de lechuguino que jamás rompió plato alguno ni copió un solo examen...
Con independencia de la justicia de las peticiones y demás, claro.
(Aquí hubo, hace unos días, una manifestación para pedir lo mismo, en la que no se vio a ningún obispo... si me permiten la demagogia.)