Que sí, que aquí sigo. A pesar del stand by de estos días...
Es que ando un poco cansado, ¿saben? El calor, a lo mejor...
Continúo, sí, recuperando lecturas, poniéndome al día. Despacito.
Y continúo viendo cositas en mi televisión... Pocas, pero escogidas con cuidado.
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Entre las lecturas, el libro de bocetos que Sinsentido le editó a Horacio Altuna. Impecable objeto que contiene, además, una entrevista muy reciente con el autor de El loco Chávez.
Ah, pero la entrevista...
Yo, no sé; a veces me parece que no entiendo muy bien. Pero Altuna, que es un tipo perfectamente encantador y razonable, poco dado a decir bobadas en público, dice aquí unas cuantas. (La edad, que a lo mejor ciega un poco: porque no son bobadas muy distintas de las que, de cuando en cuando, dicen los Carlos Giménez, Font y demás glorias nacionales...)
Para empezar, esas cosas (muy despreciativas) que dice del manga y hasta de los tebeos de superhéroes, que si colonizan, que si vienen en un CD que lo pones y sale el tebeo editado... No sé, ya digo...
Esas insensateces sobre el estado actual de la industria, en la que ha desaparecido el tebeo costumbrista, ahogado por la gobalización gringa. (Que digo yo que, en las librerías que yo frecuento, veo siempre unos cuantos títulos que sólo pueden calificarse de costumbristas... y no todos son tebeítos de estos que llaman slice of life, que ahí están unas cuantas cositas francesas, ¿o me equivoco? ¿O es que él ya no mira mucho en librerías...?)
O esas quejas de que el dibujante que empieza tiene que irse fuera a trabajar. Que él puede decir lo que quiera, pero si se compró una casa en Sitges no fue por lo bien que pagaba Toutain por publicar aquí, sino porque lo suyo lo editaban en un buen puñado de países: trabajar, en fin, para fuera... Ahora, igual que antes.
Esos comentarios poco amables para el dibujante que desperdicia su talento haciendo trabajos alimenticios que no le llenan o no le dicen nada... Él apunta a quienes trabajan para Estados Unidos, entre otros, pero no se apunta a sí mismo y sus páginas para Playboy, que no le interesaban nada ( eso sí lo dice), pero le proporcionaron una buena plata (se la proporcionan todavía: es quizá su trabajo más reeditado, y si no el más leído... sí puede ser el que más se utiliza...)
Bah... no sé...
(Hay también recuerdos de sus tiempos de agencia, está su empeño en concienciar a una profesión poco dada a lo colectivo, y esas cosas pequeñas que cuenta de su trabajo ante el tablero, cómo se enfrenta a él; y Trillo, y el Loco, la presión y la belleza de hacer una tira diaria y dejarla crecer y tomar su propio ritmo... Hay mucho amor por la profesión, por el medio...)
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Ni me releo. No sé si debería escribir estas cosas cuando estoy cansado. O cabreado (que también).
Luego, hay quien si molesta... pero es lo que me pasó por la cabeza al leer el libro, y aquí se lo dejo a ustedes.
Para eso es este espacio, después de todo...