La tarde ha traído consigo el gris en el cielo y un viento cuajado de cuchillas que arrasaba la calle después de comer. Pronto han aparecido los primeros copos, gruesos, arrastrados por la tormenta. Después, la cosa ha arreciado y ya apenas podía distinguirse la fachada de enfrente como una sombra en la pantalla de un televisor sin señal.
En casa, mientras tanto, lectura tranquila. Hay algo particular en la sensación de estar protegido en tu sillón, a resguardo del ruido y la furia. Hay algo muy especial en leer tranquilamente mientras fuera, en la calle, se escuchan aullidos y no se sabe bien si es el viento o son los lobos, que bajan a protegerse a la ciudad.
Lectura: Parpadeos, de Eloy Tizón. Hasta ahora, dos breves relatos que me han enganchado: escritor cuidadoso y de minucioso lirismo. El libro promete.
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