domingo, 2 de julio de 2006

vampiros

En las primeras páginas, una joven japonesa escribe a su amiga Kyoko desde un París que, confiesa, le ha parecido un poco decepcionante. Al poco, en el Louvre, se ocultará para poder visitarlo de noche, y allí conocerá a Fernán, que vuela por las salas en penumbra. Él la morderá un poquito, nada más que un poquito (usando la lengua, en la mejor tradición expresionista), porque el mordisco de vampiro es tan adictivo como placentero, y provoca una euforia que empuja a querer siempre más. Le explicará que los personajes de las pinturas se retiran por las noches para dormir. La invitará a bailar en silencio junto con las momias egipcias. Y le confesará luego que le gusta pasear por el museo de noche porque de esta manera puede contemplar el sol, maravillosos paisajes soleados que le es imposible disfrutar de otra manera. Y ante uno de esos cuadros, contemplando el sol pintado, se abrazan, satisfechos...


Sfar, en su Gran Vampir, tiene estos arrebatos de poesía directa.

Sinsentido ha publicado ya dos álbumes. Yo se los aconsejo a todos ustedes... Como les aconsejo la obra entera de este hombre incansable. Una obra casi siempre imperfecta, casi siempre falta de algo... pero llena, en todo caso, de un afán narrador, de una potencia lírica y fabuladora, torrencial e irresistible.

El segundo tomo se ha publicado hace poco: su título, Gran Vampir. Pensando en humanas. Y es, casi, un pequeño poemario en torno al amor y al desamor, a la amistad, a la soledad...

2 comentarios:

nacho dijo...

Órale, está interesante este cómic. Saludos desde Beautyfulville. HB

Anónimo dijo...

Ha hecho usted con su explicacion, desear ser mordida por un vampiro. Que barbaridad es usted tremendo, escribiendo digo.